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Editorial

Economía y Sociedad № 97

Octubre - Diciembre 2018

Un nuevo mundo educacional

La fuente de la prosperidad en el siglo XXI será la capacidad de aprendizaje de nuevos conocimientos. La clave será la habilidad de “aprender a aprender”, en todo momento y a toda edad. 

 

Para sortear con éxito las exigencias de esta “sociedad del aprendizaje permanente”, Chile debe incorporarse al nuevo mundo educacional digital, liderado por innovadoras empresas privadas y prestigiosas universidades del mundo. Pero las “reformas” de los últimos 10 años están colocando a la educación chilena en el lado equivocado de la Historia. Ellas han aumentado el rol del Estado, reducido la libertad de elegir y conducido a una educación rígida y desfasada de los requerimientos del siglo XXI. Ninguna de esas reformas se abre al nuevo mundo educacional. Ninguna aumenta la calidad. Ninguna incorpora los desafíos de nuestra sociedad para los próximos 20 años.

 

Mientras tanto, una revolución anclada en el uso masivo de tecnología online recorre el mundo. Hay ya 800 universidades, lideradas por Harvard, MIT, Chicago, Oxford y Stanford, que ofrecen cursos, certificados, magisters, e incluso doctorados, en todas las disciplinas de las ciencias y las humanidades. Los cursos son gratuitos y dictados por los mejores profesores de cada disciplina en sofisticadas plataformas digitales como EdX, Coursera, Udacity, accesibles a cualquiera desde el living de su casa. El único requisito: tener conexión a internet. Para los alumnos y profesores de educación básica y media de todo el mundo, The Khan Academy provee más de 20.000 videos de clases, blogs, ayudantías y cursos de todas las materias, disponibles gratuitamente en 36 idiomas.

 

EdX.org, la plataforma digital universitaria de Harvard y MIT ya acumula 14.000.000 de estudiantes de todo el mundo que han tomado más de 2.000 cursos o completado grados académicos en las mejores universidades y con los mejores profesores del mundo, sin moverse de su casa. En estas plataformas, los cursos son gratuitos y, si el estudiante quiere un certificado, el costo por curso con una duración promedio de 2 meses, se ubica entre $70 y $150 dólares, es decir, solo un 10% del costo equivalente en una universidad tradicional chilena. 

 

El mundo de la educación superior en ciencias tecnológicas tiene a Udacity como la plataforma educacional online más utilizada. Sebastian Thrun, profesor de la Universidad de Stanford, colocó su curso de inteligencia artificial en internet y recibió 160.000 inscripciones. Su curso en Stanford no superaba las 70 personas. Renunció a la Universidad y fundó Udacity que hoy ofrece cursos online en deep learning, Inteligencia Artificial, manejo autónomo de autos,  robótica y realidad virtual. El financiamiento de esta plataforma lo proveen firmas de capital de riesgo. 

 

Coursera.org, la plataforma educacional digital más grande del mundo, fundada por los profesores Koller y Ng de la Universidad de Stanford, registra 33.000.000 de estudiantes de todos los países y ofrece 2.500 cursos en ciencias de la computación, ingeniería, humanidades, medicina, matemáticas, marketing digital, entre muchos otros temas.  Los cursos son dictados por profesores de las mejores universidades norteamericanas y del mundo. Este nuevo paradigma educacional modificará también al mercado laboral moderno. Por ejemplo, ya Apple, IBM y Google eliminaron como requisito de contratación el contar con un grado universitario formal.

 

Las universidades chilenas deberían abrazar esta revolución y adaptarse a este nuevo mundo. Por ejemplo, es anacrónico que las carreras sigan durando 5 años o más, como desde hace siglos. En muchas de ellas bastarían 3 años, con uso intensivo de la educación online y, desde ya, eliminando la pérdida de tres meses por vacaciones de profesores y estudiantes que no ocurre en ninguna otra actividad. Se reduciría drásticamente el costo de los estudios universitarios y, además, se adelantaría el momento en que los jóvenes se transforman en productivos en el mercado laboral. 

 

Por otra parte, dado que el conocimiento cambia y se acrecienta velozmente, el sistema universitario, terminada una etapa formativa inicial de 3 años, debiera focalizarse en actualizar los conocimientos y habilidades mediante programas de educación continua a lo largo de la vida laboral. Las universidades otorgarían los grados académicos conforme los estudiantes progresan en los diversos niveles de conocimiento especializado.

 

Existe un nuevo mundo educacional de alta calidad académica, con uso intensivo de tecnología de punta, accesible a todos y de bajo costo, provisto por empresas privadas y prestigiosas universidades. Estas empresas educacionales cumplen el sueño de la educación universal y continua y dejarán como anacrónicas a las universidades tradicionales. Surfear bien esta revolución mundial de la educación es el verdadero desafío para Chile.

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