Magallanes, el triunfo de la persistencia
Por José Piñera, director revista Economía y Sociedad
Mapa de Magallanes por la ruta de Tierra del Fuego, de Willem Janszoon Blaeu, 1635
En su libro “Magallanes, la aventura más audaz de la Humanidad” (1938), Stefan Zweig describe el momento en que Fernando de Magallanes descubrió que el Estrecho que llevaría su nombre era el paso que unía el Océano Atlántico y aquel Océano que él mismo llamaría Pacífico:
“Este minuto es el momento cumbre de la vida de Magallanes. Ha realizado lo que otros mil se limitaron a soñar: ha encontrado el camino que lleva al otro mar. Y aquí sucede lo que nadie hubiera sospechado en aquel hombre recio y encerrado en sí mismo. De pronto, el calor interior que le abrasa domina al soldado impertérrito que nunca ni delante de nadie se demostró emocionado. Una corriente de lágrimas cae de sus ojos y se esconde en el oscuro matorral de sus barbas. La primera y la única vez en su vida que el hombre de acero derrama lágrimas de felicidad. “Il Capitano Generale lacrimó per allegrezza”.
El descubrimiento del paso entre el “Mar del Norte” (el Atlántico) y el “Mar del Sur” (el Pacífico) fue, sobre todo, un triunfo de la persistencia. Frente a obstaculos físicos tremendos, carencia de alimentos, escepticismo de su tripulación e incluso traiciones de sus capitanes, Magallanes persistió en su búsqueda hasta que salió del Estrecho y contempló “con allegrezza” el inmenso mar.
En vísperas de la conmemoración de los 500 años del descubrimiento del Estrecho, el historiador chileno-magallánico Mateo Martinic ha publicado recién un libro extraordinario sobre esta odisea: “Una travesía memorable. Hallazgo y navegación del Estrecho de Magallanes” (Aguas Magallanes, junio 2017). El autor confiesa que tiene dos motivaciones especiales para su libro: enfatizar “la parte clave del viaje, definido por el hallazgo y la navegación del buscado paso marítimo transcontinental” y destacar que Chile no ha mostrado la preocupación merecida “por el viaje de Magallanes por el actual territorio chileno”.
Tras una primera parte en que Martinic explica el momento histórico en que se inscribe la travesía, “un mundo que cambia y se ensancha”, el libro describe “la travesía memorable bajo la Cruz del Sur”. El comienzo del paso del Estrecho se recuerda así en un monolito en la cima de un monte de su costado oriental:
“El 20 de Octubre de 1520, pasado el mediodía, penetró en la boca oriental del Estrecho la flotilla comandada por Fernando de Magallanes. Deseoso de cerciorarse si ese hallazgo podía corresponder al paso del mar interoceánico que buscaba, el Capitán General ordenó al piloto Juan Carballo que bajara a tierra y avizorara, desde la cima del cerro más elevado de la comarca hacia el interior. Esa penetración y ese avistamiento conformaron el inicio del descubrimiento de Chile por el Sur”.
Y así termina la travesía:
“El 28 de Noviembre de 1520, a 38 días desde su ingreso por el Mar del Norte, Magallanes salía con sus tres naves desde el estrecho para entrar en el turbulento Mar del Sur”.
El libro finaliza con una tercera parte que destaca la “trascendencia de la empresa magallánica”. Desde ya, constituyó un adelanto fenomenal de la ciencia geográfica: “Magallanes prueba, no por la teoría científica sino por la demostración experimental, la esfericidad de la Tierra, la existencia de las antípodas, la seguridad de navegar el globo en todas las direcciones”.
Para Daniel Boorstin, la hazaña de Magallanes “sobrepasaría en todos los aspectos -moral, intelectual o físico- a las de Vasco de Gama, Colón o Vespucio. Se enfrentó con mares más borrascosos, consiguió atravesar pasos más traicioneros y halló su camino en un océano mucho mayor”.
La navegación en esos tiempos requería guiarse por las estrellas. Las observaciones que se hicieron en este viaje llevó a denominar “Nubes de Magallanes” a un conjunto de formaciones en los cielos. Magallanes no sólo fue el primero en avistar territorio chileno, sino también el precursor de la astronomía en Chile. Hoy el Desierto de Atacama se ha transformado en el “observatorio del mundo”.
A quien no cita Martinic es a William Manchester. El autor de la trilogía “The Last Lion” sobre la vida de Winston Churchill, publicó un libro sobre la Edad Media, “A world lit only by fire”, en el cual toda la tercera parte del libro, y la mejor, está enteramente dedicada a Magallanes. Para Manchester el gran navegante portugués fue un héroe que simboliza la transición hacia el Renacimiento.
La visión, el coraje y la persistencia de Magallanes son precisamente las cualidades que necesita Chile hoy para concluir el otro “paso”, aquel del subdesarrollo al desarrollo.
ADDENDUM. Mapa animado del viaje alrededor del mundo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano.