Economía y Sociedad № 101
Octubre - Diciembre 2019
“He abierto el Muro”
Por Enrique Müller, periodista (Extracto, Diario Sur, 7.11.09)
“Cuando regresé a casa me sentía alegre y satisfecho porque el Muro se abrió sin derramamiento de sangre”, recuerda Harald Jäger ex teniente coronel de la Stasi, la policía secreta de Alemania Oriental, que en la noche del 9 de noviembre de 1989 tuvo el raro honor de ser el primer oficial responsable de un paso fronterizo que abrió de par en par las barreras que la separaban de occidente. “Pero esa noche también sentí una gran tristeza porque me di cuenta de que mis compatriotas habían decidido marcharse. Le dije a mi mujer: 'He abierto el Muro'”.
La misión de Jäger era defender, incluso con las armas, la inviolabilidad de la frontera y la soberanía de la RDA. “Cenaba cuando se inició la famosa conferencia de prensa del portavoz del Comité Central del Partido Comunista, Günter Schabowsky, para explicar la nueva ley que permitía viajar al extranjero con un pasaporte válido y me atraganté cuando oí las dos palabras que cambiaron mi vida”, recuerda. Después de escuchar 'ab sofort' (de inmediato) pronunciadas por Schabowsky, Jäger dejó a un lado los cubiertos, se levantó de su silla y gritó en el comedor: '¿Qué tonterías dice este hombre?'”.
Durante las siguientes tres horas, Jäger vio llenarse el paso de la Bornholmerstr de gente que exigía abrir las barreras. La presión era insoportable y Jäger temía que alguno de sus soldados abriera fuego. ¿Acaso no tenían órdenes de disparar a matar si alguien intentaba cruzar el Muro sin una autorización oficial? “Creo que eran las 23.30 horas cuando tomé la decisión. Le dije a mi gente que levantaran las barreras. Cuando la multitud comenzó a cruzar la frontera me temblaban las rodillas, pero no tenía alternativa. Esa noche me di cuenta de que Alemania Oriental estaba condenada a desaparecer y que el Muro ya no se podía defender, ni siquiera con las armas”, cuenta.
En la tarde del 9 de noviembre, recién aprobada por el Comité Central la nueva ley que permitía “Viajes privados hacia el extranjero pueden ser solicitados y serán autorizados a la brevedad”, el último presidente de Alemania Oriental, Egon Krenz, instruyó a Schabowsky llamar a una conferencia de prensa esa misma noche para explicarla.
Durante más de cincuenta minutos, Schabowsky aburrió con detalles sin importancia de la reunión del Comité Central y, cuando faltaban pocos minutos para que su intervención llegara a su fin, recordó que debía dar a conocer el contenido de la nueva ley que permitía a todos los ciudadanos de la RDA en posesión de un pasaporte viajar al extranjero. Pero cometió un error: no leyó la segunda página del documento, en la que se establecía que la medida no tenía efecto inmediato.
El contenido del documento electrizó a Peter Brinkmann, periodista occidental, quien interrumpió la lectura con una pregunta: “¿Cuándo entra en vigor?”. “A partir de ese momento se produjo un caos en la sala y todos querían saber más cosas. Pero yo estaba en la primera fila frente a Schabowsky y repetí mi pregunta varias veces”, rememora el periodista.
Visiblemente irritado, Schabowsky buscó entre sus papeles algún detalle que pudiera ayudarle a dar una respuesta, pero nunca encontró la segunda página de la nueva ley. El suspenso y la andanada de preguntas duró ocho eternos minutos. Al final, Schabowsky cedió a la presión y pronunció las dos palabras que sobresaltaron a Harald Jäger: “Ab sofort” (de inmediato), dijo el portavoz sin sospechar que su breve respuesta acabaría esa misma noche con el Muro y pondría en marcha un delicado proceso político que culminó con la reunificación del país, el 3 de octubre de 1990.
Jäger recuerda que “Esa noche hablé en varias ocasiones con mi superior, el coronel Rudi Ziegenhorn, para recibir órdenes, pero siempre me dijo que había que respetar la ley. En realidad, nadie sabía lo que se podía hacer y por eso tuve que actuar en solitario”. Poco después de la medianoche, Jäger volvió a hablar por teléfono para comunicarle al coronel Ziegenhorn lo ocurrido. “Me temblaban las rodillas cuando marqué el número, pero su respuesta me tranquilizó y me sorprendió”. Al otro lado de la línea, el coronel pronunció una breve frase y colgó: “Das ist gut, mein Junge” (Bien hecho, joven).