El futuro del trabajo (2)
Por Greg Satell, escritor y consultor
(Extracto, Harvard Business Review, 30.3.17)
En 1900, 30 millones de personas en los Estados Unidos eran agricultores. En 1990, disminuyeron a menos de 3 millones aún cuando la población norteamericana se triplicó. Sin embargo, el siglo veinte ha sido testigo de una prosperidad sin precedentes.
Hoy, igual que ayer, muchos trabajos serán efectuados por máquinas y muchos de los trabajos del futuro no se han inventado aún. Esto plantea un desafío. La empresa que no incorpore la automatización no podrá sobrevivir en el futuro, tal como los agricultores que usaban arados tirados por caballos.
Identificar nuevo valor
Se decía que sólo los humanos eran capaces de reconocer caras, jugar ajedrez o manejar un auto. Sin embargo, aún cuando la automatización está haciendo muchos trabajos por nosotros, no ha reemplazado a los humanos. En efecto, aún cuando la fuerza de trabajo se duplicó desde 1970, el desempleo permanece muy bajo y la participación de los adultos en la fuerza de trabajo creció de 70% en 1970 a 80% en la actualidad.
Una vez que un trabajo se convierte en automático, disminuye su valor. Esto crea valor en un nivel más alto que cuando las personas ejecutaban trabajos más básicos. Por ejemplo, el valor de las sucursales bancarias ya no está en procesar depósitos, sino en resolver problemas más complejos como contratar un crédito hipotecario. Así, el desafío más importante ya no es simplemente bajar costos, sino identificar los nuevos negocios que crearán valor.
Innovar el modelo de negocios
Amazon es posiblemente la empresa automatizada más exitosa del mundo. Desde la cadena de abastecimiento hasta el trato con clientes se optimizaron usando intensivamente “big data” e inteligencia artificial. Muchos se sorprendieron cuando Amazon decidió abrir una tienda física, pero ya Apple había demostrado con su exitoso negocio de retail, que es ventajoso tener tiendas fìsicas, pero con personas altamente entrenadas que puedan interactuar con los clientes como una máquina nunca podría.
Rediseñar los trabajos
Cuando los ejecutivos de Xerox vieron funcionando por primera vez a Alto, el computador que inspiró a Steve Jobs a crear el Macintosh, pensaron que podría automatizar el trabajo de las secretarias, pero que sería de escasa utilidad para los ejecutivos. Scott Eckert, Gerente General de Rethink Robotics, que fabrica los populares robots Baxter y Sawyer, explica que “en muchos casos vemos que no sólo aumenta la productividad, sino que los trabajos se rediseñan de forma que se convierten en más interesantes y satisfactorios para los empleados”.
Personas, un recurso escaso
Antes de la revolución industrial, la mayoría de las personas vivía del trabajo físico. Muchos vieron en la mecanización una amenaza a su status quo, y así era. Lo que no estaba claro en ese momento es que la industrialización creó una economía del conocimiento y una demanda por trabajo mejor pagado para las habilidades de manejar información compleja.
Hoy asistimos a un cambio similar desde habilidades del conocimiento a habilidades sociales. Cuando todos llevamos supercomputadores en el bolsillo, la demanda por habilidades para administrar información baja, pero la demanda aumenta para quienes poseen habilidades para colaborar con otras personas.
Hay cosas que las máquinas nunca harán, como preocuparse de cómo les va a sus hijos en el colegio o sufrir un quiebre emocional. Esto significa que nunca serán capaces de compartir experiencias humanas o mostrar genuina empatía. Siempre necesitaremos humanos para colaborar con otros humanos.Como dice el Dr. James Canton, “mientras la automatización disminuye el valor de ciertas actividades al hacerlas repetitivas e incrementa el valor de otros trabajos más sofisticados, entonces rediseñamos nuestros procesos laborales de modo que las personas se focalicen en áreas donde puedan crear el mayor valor, también en colaboración con máquinas, que hacen más productivas a las personas”.