Carta del Director
Economía y Sociedad № 99
Abril - Junio 2019
Yo Acuso
Por José Piñera, director de Economía y Sociedad
Tras leer y estudiar el inmenso fallo de 811 páginas del juez Alejandro Madrid del 30 de enero de 2019, que concluye que el expresidente Eduardo Frei Montalva (EFM) fue asesinado y culpa a cuatro doctores como autores y encubridores, he llegado al convencimiento de que se está cometiendo un gran error y una grave injusticia.
Veamos los hechos (los documentos claves están en el Dossier de esta edición de EyS).
EFM decidió someterse, a los 70 años, a una operación que la Clínica que él prefería, INDISA, consideró de “alto riesgo” y negó su permiso para que se operara allí. Tras una primera operación del doctor Augusto Larraín se complica su estado, se escoge al doctor Patricio Silva Garín para una nueva operación y, finalmente, muere en enero de 1982 en su pieza de la Clínica Santa María en Santiago (ver artículo de Alvaro Covarrubias).
El doctor Juan Pablo Beca, su yerno y amigo (casado por 50 años con su hija Isabel Frei), que estuvo presente en las dos desesperadas operaciones que se le hicieron para intentar contener una infección generalizada, declaró ante el juez Madrid: “Tengo la absoluta convicción de que su muerte se debió a una complicación médica” (ver su completo testimonio judicial).
Por otra parte, los presidentes DC, Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle (su hijo), durante sus 10 años de gobierno (1990-2000), jamás realizaron acción alguna que pusiera en duda que EFM murió de una complicación médica.
Sorpresivamente, el 7 de diciembre del 2009 (a solo una semana de la elección presidencial en la cual Frei Ruiz-Tagle era candidato), el juez Alejandro Madrid emitió un procesamiento que acusaba al doctor Silva (exsubsecretario de Salud nombrado por el mismísimo expresidente) de ser autor del asesinato de EFM y a otros tres doctores de ser cómplices y encubridores.
Diez años después, en enero de 2019, a los 37 años de la muerte de EFM, el juez Madrid emite su fallo de primera instancia condenando a los cuatro doctores por “homicidio” (ver artículo de Julio Chiappini).
Desentrañando el fallo, se comprueba que una multitud de médicos, todos de confianza de la familia Frei y escogidos por ella, participaron en la operación. Como cirujanos, los doctores Patricio Silva Garín (fs. 220) y Eduardo Weinstein (fs. 160). Como observadores en el quirófano, los médicos Juan Pablo Beca (fs. 18.041), Ramón Valdivieso (fs. 18.041), Alejandro Goic (fs. 160) y Sergio Valdés (fs. 28). Como asesores, los médicos Patricio Rojas Saavedra (fs. 18.041), Juan Luis González (fs. 18.041) y Rodrigo Hurtado. Ninguno denunció, tras la muerte de EFM en enero de 1982, el más mínimo indicio de un crimen.
Como se preguntó tras el fallo Madrid el exjuez de la Corte Suprema, Patricio Valdés, en una entrevista: “¿En qué parte del fallo está el concierto, la reunión, el plan de estos médicos para en esa segunda intervención atentar contra el expresidente? Entonces lo que el juez Madrid nos dice es que en el momento que lo estaban operando se les ocurrió matarlo” (La Tercera, 10.2.19).
Todo esto me ha recordado el terrible “Affaire Dreyfus” que avergonzó a Francia a fines del siglo 19, hasta que su Corte Suprema tuvo el coraje de corregir esa gran injusticia y declarar inocente al prisionero de la Isla del Diablo (ver el “Yo Acuso” de Émile Zola).
Los jueces de la Corte de Apelaciones y de la Corte Suprema de Chile deben revertir el fallo tan claramente injusto del juez Madrid.
Así salvarán el honor del Poder Judicial y le devolverán la vida y la dignidad a los acusados, que por diez años han sido atormentados en una verdadera hoguera de los inocentes.
Posdata. Tras dos años del fallo Madrid, el 28 de enero de 2021, la Corte de Apelaciones de Santiago, por unanimidad, descartó que EFM haya sido asesinado y absolvió a todos los acusados. Un año y medio después, el 18 de agosto de 2023, la Corte Suprema, también por unanimidad, ratificó el fallo de la Corte de Apelaciones y así quedó definitivamente cerrado este caso.
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Nota personal. En enero de 1982 asistí al funeral de Eduardo Frei. Diez años antes, el expresidente me había honrado visitando mi departamento en Peabody Terrace (Cambridge, MA) mientras realizaba mi Master y Doctorado en la Universidad de Harvard. Ya habíamos desarrollado una cierta amistad que me permitió comprobar su extraordinaria calidad humana, su cultura humanista y su acendrado amor por Chile. De regreso en Chile en 1975, para ayudar a la reconstrucción del país, lo visité varias veces en su casa para intentar convencerlo de la conveniencia del nuevo modelo económico de libre mercado que iniciaba su exvicepresidente del Banco Central, Jorge Cauas. Siempre me escuchó con gran amabilidad e interés, pero no me fue posible conseguir su apoyo explícito pues, creo, significaba un giro copernicano demasiado radical para los hombres de su generación. Sin embargo, las ideas tienen consecuencias y es un hecho que su postura posterior frente a las grandes reformas liberales fue contenida y moderada.