El crimen imaginario
- “En la sentencia el crimen se comete prácticamente dentro de la DC: el único autor es el doctor Patricio Silva Garín, exsubsecretario de Salud de Frei Montalva, hombre de confianza en la DC; y sus cómplices principales son el chofer Luis Becerra, “Luchito”, empleado de confianza de Frei Montalva y de la DC, convertido en informante de la CNI por las razones de siempre: dinero más amenazas; y Raúl Lillo Gutiérrez, el agente que la jerga de inteligencia llama “de control”, el encargado de mantener activo al soplón. No es inútil recordar además que el jefe superior de la CNI en ese momento era el general Humberto Gordon, exedecán de Frei Montalva y por mucho tiempo considerado filo DC. Una lectura por descarte llegaría a la conclusión de que el marco y el clima del delito están en el ethos de la DC”.
- “Los otros tres condenados son médicos, y dos de ellos tanatólogos (enviados por un médico jefe amigo de Frei Montalva). Ninguno de los tres estuvo en las cirugías que derivaron en la muerte del expresidente. Se los inculpa porque participaron en lo que confusamente se ha descrito como “autopsia”, cuando en realidad se trató de retirar órganos que entrarían en putrefacción, con el olor consiguiente, en unas pocas horas. Los tanatólogos hablan de “preparar el cadáver” cuando se refieren a estas maniobras”.
- “Y parece como si los acusados lo hubiesen hecho sin el conocimiento de nadie. Se ignora de manera ominosa la presencia de la DC como fuerza política. En aquel momento, el cadáver de Frei Montalva debía servir para dar al régimen una demostración de fuerza como no había tenido nunca antes. El féretro fue instalado en la Catedral para recibir a miles de personas que durante tres días hicieron filas interminables para saludar al insigne muerto. El funeral fue el más grande que se conociera. Y fue un enorme desafío en uno de los momentos en que el régimen no estaba débil -como se ha dicho, con olímpica ignorancia de los hechos-, sino que se sentía más fuerte que nunca. Ese desafío no era posible si el cuerpo invadido por la septicemia no era previamente depurado”.
- “En las operaciones que sufrió Frei Montalva, el primer médico fue Augusto Larraín. Por años se ha discutido la calidad de su intervención y la infección feroz que se derivó de ella. El fallo del juez Madrid se concentra en la segunda y siguientes operaciones -que no habrían existido sin la primera-, realizadas por Silva Garín. En ellas hubo diversas maniobras que habrían causado la muerte, pero no ha logrado establecer cuáles. No ha encontrado ni el momento ni el arma”.
- “Tampoco ha podido “acreditar con certeza” que hubiese una autoridad superior tras el crimen. En consecuencia, por ahora, nadie ordenó ese crimen. Por ahora, el doctor Silva Garín lo cometió solo. Esto es un oxímoron”.
Ascanio Cavallo, “Frei” (La Tercera, 3.2.19)
- “El nudo del caso es la inculpación, en calidad de autor, del doctor Patricio Silva Garín, ex subsecretario del Presidente Frei Montalva”.
- “Esta acusación instala una bomba en el corazón de la Democracia Cristiana, porque arrastra no sólo a un hombre de confianza (del Presidente y de su partido), sino también, aunque sea de modo solapado, al ex ministro Patricio Rojas y posiblemente -lo que aún no sabemos- a otros médicos de la confianza de Frei. Ellos han sostenido que Silva se encontró con un cuadro estragado por la primera operación, ejecutada por otro hombre de confianza, el doctor Augusto Larraín, primo de Andrés Zaldívar”.
- “Como a Augusto Larraín en el primer caso, se podría imputar a Silva no haber detectado el veneno, haber dado un medicamento inseguro o cualquier technicality parecida. Pero hay un abismo entre eso y acusarlo de participar en el crimen. Es un salto lógico que lanza el caso hacia otras dimensiones”.
- “Se trata de médicos que fueron altos funcionarios y personas de confianza, tanto del Presidente como de parte de su familia”.
- “Si hubo gente de ese calibre dispuesta a participar en la eliminación del líder y símbolo máximo de la DC, entonces es inimaginable lo que podría encontrarse en escalas y sucesos inferiores de ese partido en esa época”.
- “Aquí, la idea del magnicidio empalidece frente a la de un cuadro pesadillesco de traiciones y crímenes en la cúpula de la familia. La explicación judicial, en este caso, implica una turbulenta explicación política”.
Ascanio Cavallo, “Una bomba que estalla en la DC” (La Tercera, 10.12.09)
- “Yo he sido escéptico siempre a la posibilidad de un crimen. Lo que se ha olvidado, y lo que tampoco me da la impresión de que el fallo describa correctamente, es la abrumadora presencia de la DC en la Clínica Santa María en los días en que Frei estaba internado. Si no te conocían, si no tenías credenciales en reglas, si no estabas debidamente autorizado, la probabilidad de entrar a la clínica era difícil. A cargo de eso estaba la juventud de la DC”.
- “Me suena extraño que algunas de las personas de la familia Frei, no todas, digan que nadie supo de la extracción de órganos. Eso es súper extraño. Porque lo que tengo claro es que el partido sí lo sabía, porque la extracción de órganos tenía por objetivo conservar el cadáver para que ocurriera lo que ocurrió: que miles y miles de personas hicieran fila durante tres días bajo un calor espantoso presentándoles sus saludos y respetos al expresidente”.
- “(La periodista le pregunta: “Patricio Rojas era concuñado de Silva Garín, el médico”). Y Cavallo contesta: “Pero sería sospechar de un tipo de conspiración a la que el juez ni siquiera se acerca. Pasamos a palabras mayores: Rojas fue ministro de Frei Montalva y de Aylwin y, en ese caso, tenemos que empezar a suponer, como algunos audaces ya lo han hecho, que también en la transición hubo una complicidad con esto”.
- “Personeros importantes del gobierno de Aylwin no creían en esto. Como Edgardo Boeninger, que según Carmen Frei le dijo que estaba loca. Si en la transición hubiese existido la idea de que el presidente Frei fue asesinado, a ninguna persona razonable le puede caber duda de que esto habría estado en el número uno de la agenda del presidente Aylwin”.
- “Hay gente diciendo que el régimen estaba débil y que por esa razón se atrevió a eliminar a su principal opositor. ¿De dónde sacaron esa conclusión? El régimen estaba más fuerte que nunca en su historia”.
Ascanio Cavallo, entrevista (Diario Financiero, 1.2.19)