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Verdad Histórica

Economía y Sociedad № 105
Octubre - Diciembre 2020

El Acta 398-A
sobre el sistema de capitalización

Por Alvaro Iriarte, abogado Universidad Católica y asesor legislativo

En agosto del 2015 se exhibió una sorprendente obra de teatro sobre el Plan Laboral de 1979. Como es sabido, este conjunto de leyes cambiaron el paradigma del derecho colectivo del trabajo en Chile (ver Christian Lomakin, “El Plan Laboral de 1979”, Economía y Sociedad Nº 100, Julio - Septiembre 2019). Sus pilares fueron la negociación colectiva por empresa y la introducción de libertad y democracia en el sindicalismo chileno.

La peculiaridad de esta obra de teatro es que está enteramente basada en el Acta 372 de la sesión de la Junta Legislativa en la que se aprobó el Plan Laboral. Por cierto, la producción del “Colectivo Zoológico” estaba lejos, en calidad artística, de la famosa “Hamilton” que ha arrasado en Broadway (ver una reseña de la obra en EyS Nº 99, Abril - Junio 2019).Sin embargo, la obra tuvo el mérito de identificar una de las reformas estructurales más trascendentes  que ha creado el nuevo Chile. La obra se centra en el diálogo entre los 4 miembros de la Junta y el ministro del Trabajo y Previsión Social José Piñera. Pese a su sesgo estatista y su intención de desacreditar esta reforma con un tono lúdico, se destacaba la novedad y contundencia de los argumentos económicos y sociales que se exponían en el escenario.

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En estos días en que un tema central ha sido el sistema de capitalización, cabe destacar otra Acta extraordinaria: el Acta 398-A de las sesiones del 14 y 16 de octubre de 1980. Fueron dos días de análisis profundo y debates intensos en que se aprobó la creación del pionero sistema de capitalización chileno. Se pueden extraer de ella algunas lecciones interesantes para el dañado actual proceso legislativo chileno.

En primer lugar, es un valioso acto de transparencia y continuidad institucional que, al finalizar la transición y comenzar a operar el Congreso en marzo de 1990, la Secretaría de Legislación de la Junta transfiriera a la Biblioteca del Congreso el conjunto de actas de sus sesiones en las que claramente se debatía con fuerza y se reflejaban las diferencias que existían en el corazón del gobierno militar. De alguna manera refleja la convicción de los protagonistas de que la acción legislativa no tenía nada que ocultar pues estaban legislando, bien o mal, con un claro objetivo de beneficiar al país entero y no a sectores o intereses creados.

Habría sido preferible que el secretario de actas no hubiera cedido a la tentación de colocarle el timbre “Secreto”, cuando en esos mismos momentos el ministerio del Trabajo estaba embarcado en una extensa campaña comunicacional explicando la reforma e incluso el ministro lo hacía casi diariamente por televisión.

Segundo, es impresionante comprobar que el nivel de la discusión legislativa en la Junta era mejor que en el actual Congreso. El país pudo ver en el debate de la ley del 10%, más alla de la conveniencia o no de la medida concreta del retiro, cómo se exhibía la demagogia, el populismo e incluso la ignorancia sobre los complejos mecanismos que sustentan el sistema de capitalización.

Aunque se podrían escribir varias tesis de doctorado sobre los diversos temas tratados en las 175 páginas del Acta 398-A, sin duda destaca la primera parte de la sesión en la cual se produce un contrapunto entre el presidente Pinochet y el ministro Piñera. Pinochet abre así el fuego: “Ministro, el sistema que propone lo encuentro maravilloso y urge hacerlo. Pero me angustio cuando veo que habrá tanta plata. Me interesa que se controle dónde está la plata, porque los “vivos” pueden arrancarse al exterior con los fondos. Quiero que mi conciencia quede tranquila sobre lo que se va a hacer. Hay que estar tan seguro, que cuando uno coloque la firma, no se quede después sin dormir”.

El ministro le contesta: “Su inquietud es legítima e importante presidente. Pero eso no puede suceder. Las empresas administradoras no tienen la plata, pues los documentos financieros estarán en custodia en el Banco Central, lo cual es una medida extrema de seguridad. Hemos pensado a fondo el tema de la seguridad y proponemos diez candados para contrarrestar esas posibilidades y quisiera explicarlos”.  

Hoy día sabemos que en 39 años jamás alguien ha traspasado esos “diez candados” ni se ha robado un solo peso, pese a que el sistema ha acumulado $250 mil millones de dólares de fondos de los trabajadores, una cantidad inimaginable en ese entonces.

En un reciente encuentro, Alberto Mayol, dirigente del Frente Amplio, contó a su audiencia que había “descubierto” el Acta 398-A en el “completo sitio web de José Piñera (www.josepinera.org)” y aplaudió la reticencia del general Pinochet acerca de los peligros de la administración por empresas privadas de los entonces futuros fondos de pensiones. Pero omitió reconocer que esa administración, enmarcada por los candados del DL 3.500, ha entregado total seguridad a los fondos. Quizá el sociólogo debería leer bien la página 98 del Acta en la cual el ministro le advierte al general chileno acerca de la orientación de cierto general español: “En cuanto a las instituciones administradoras, presidente, el proyecto es claro: no serán estatales. Alguien mencionó a las cajas en España, pero Franco era bastante estatista en materia económico-social”.

Ya casi al final de la sesión, la página 172 del Acta consigna la propuesta del ministro de modificar el proyecto donde decía que las futuras AFP abrirían sus puertas 180 días después de publicada la ley, para que el sistema comenzara el 1º de mayo, fecha simbólica que vinculará para siempre al Día del Trabajador con la creación de un sistema que capitaliza sus ahorros convirtiendo a todo trabajador en un pequeño capitalista.

La verdad es que esta Acta de 1980 debería ser incluida como lectura obligada en los cursos de Economía, Derecho y Periodismo en las universidades, tal como hoy en muchos de ellos se estudia su complemento perfecto, el libro “El Cascabel al Gato” del exministro Piñera (Zig Zag, 1991).

 

Ojalá alguien escriba un artículo similar a este sobre el Acta 372 de la sesión de la Junta Legislativa del 25 de junio de 1979 en la que se aprobó el Plan Laboral, también complemento del libro del mismo autor “La Revolución Laboral en Chile” (Zig-Zag, 1990).
 
El presidente Pinochet cierra la sesión así: “Señores, debo manifestar mi agradecimiento en nombre del gobierno al señor ministro por su preocupación y a todos los que componen su equipo  porque han trabajado en forma honrada, inteligente y preocupada”.

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