“Dólar y desenfreno fiscal”
“Es cada vez más recurrente escuchar que, con este precio del cobre cerca de su récord histórico, y con la caída en el precio del petróleo, muy lejos de su máximo histórico, el dólar debería costar mucho menos, cerca de los $650 pesos y no de los $770 que se cotiza actualmente. ¿Por qué el termómetro más importante de nuestra economía está tan desacoplado de las variables económicas tradicionales?
El problema es que las variables tradicionales que influían en la determinación del dólar -productividad y diferencial de tasas de interés entre Estados Unidos y Chile- no son las únicas que influyen en su valorización. Ahora hay que sumar el escenario político y económico. Así, las nuevas variables que influyen en el tipo de cambio son el aumento del endeudamiento del Estado (economía) y la falta de compromiso de la autoridad con la austeridad fiscal (política), cosa que en los últimos 30 años siempre estuvo presente.
A pesar de que el abandono de la austeridad fiscal no es algo nuevo, sí lo es que casi todo el espectro político decidió abrazar esta causa. Este desenfreno fiscal de la clase política, que reniega de la focalización del gasto, desprecia la austeridad, ignora el esfuerzo como herramienta de superación y humilla a quien sostiene una posición diferente, resulta en un aumento de la deuda fiscal a niveles que comienzan a ser preocupantes.
Al ritmo que vamos, los políticos terminarán sobre endeudando este país, y ahí vendrán los tiempos difíciles para los más necesitados. Y por eso el mercado, cuando hace sus apuestas del dólar, sí incorpora el frenesí de nuestra clase política por aumentar el gasto. Pero no le echemos la culpa del alza en el valor del dólar solo a los políticos, pues somos nosotros quienes los elegimos para que nos representen, de modo que es nuestra responsabilidad.
La próxima vez que concurra a votar acuérdese de Solón, poeta, reformador político, legislador y estadista ateniense, considerado uno de los Siete Sabios de Grecia, quien sostuvo: “La austeridad es una de las grandes virtudes de un pueblo inteligente”.
Así es que cuando tenga que expresar su preferencia en la papeleta de votación, acuérdese de que se la debe otorgar al político austero. Si no lo hace, quiere decir que no es inteligente y usted será responsable de que, como consecuencia del proceder imprudente y frenético de nuestros representantes, el dólar se empine por sobre los mil pesos”.
Manuel Bengolea, economista y empresario (El Líbero, 14.8.21; Extracto)